Conscientes de que Dios es un Dios celoso y que todo lo relacionado con brujos, muertos, magos, es abominación a los ojos de Él, y sabiendo que Halloween es una costumbre "importada" de otras naciones, derivada de la adoración a dioses paganos, no podemos seguir permitiendo que nuestros hijos se contaminen con "celebraciones" que no son agradables ante los ojos de Dios, que corroen los principios cristianos, nuestros valores y buenas costumbres. Con seguridad los padres seguramente se verán desbordados frente al Halloween porque la escuela lo difunde y celebra, la televisión lo publicita, los supermercados y los negocios lo promocionan para vender sus productos. Por eso queremos arrojar luz sobre el tema. Queremos decirles que tengan iniciativa para persuadir a los chicos y los jóvenes de que esta “fiesta” es una iniciación al ocultismo, a la desobediencia de Dios, a prácticas abominables a los ojos de Nuestro Creador. La carta a los Efesios (6:4) nos dice sobre nuestros hijos: “… criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Qué aplicable y actual resuena la voz de Dios a través del profeta Ezequiel (11:12): "Y sabréis que yo soy Jehová; porque no habéis andado en mis estatutos, ni habéis obedecido mis decretos, sino según las costumbres de las naciones que os rodean habéis hecho". Celebrar Sólo se celebra a lo que se admira, o se quiere, o aquello en lo que se cree. No hay nadie que celebre un día dedicado a su enemigo. ¿Será lógico que los cristianos, en pos de ser permisivos, celebremos a los que han consagrado su vida al diablo como lo son los brujos y las brujas al celebrar su noche? ¿Es correcto que los hijos de Dios conmemoren a los servidores del enemigo de Dios, Satanás? Creemos firmemente que la responsabilidad está en los padres de familia en instruir, guiar y orientar a sus hijos en todos los aspectos, especialmente en las áreas espirituales y morales, fortaleciendo los principios básicos y fundamentales de nuestra fe. Con seguridad el Espíritu Santo nos guiará para encontrar una estrategia y revertir en este tiempo, las constantes presiones que ejerce el mundo sobre la vida y las costumbres de nuestros hijos. "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes" (Efesios. 6:12).